Lo prometo. El ecuatoriano sentado en la fila 12, dos delante de la mía, tiene la misma cabeza, de nariz para arriba, que Arnaldo Otegi. Incluso el corte de pelo y la patilla. Quizá sea una paranoia o el efecto de los 10.000 metros de altura del vuelo y la velocidad de 891 kilómetros por hora del Airbus Industrie A340-600, bautizado Vicente Aleixandre, con el vuelo de Iberia 6635, que me ha traido hasta Quito.
Entre los personajes de la cabino se encontraba además la azafata Lauren Bacall, es como ella, con esa belleza un poco fría y contundente. Salimos de Madrid, de la famosa terminal T4, con 45 minutos de retraso. Eran las 13.00 horas y teníamos 13 grados de temperatura. Nos separaban de Quito 5.432 millas, que finalmente hemos realizado en el tiempo previsto, en diez horas. A las 16.12, hora local de Ecuador (siete menos que en Madrid), llegábamos perfectamente y con una tempratura exterior de 18 grados centígrados.Entre las atracciones del vuelo, la cámara exterior del avión situada en el extremo más alto de la cola y que nos ha permitido seguir el despegue y el aterrizaje. Una experiencia nueva para mí y que convierte el viaje en una especie de videojuego. Tiene gracia. La verdad.
Tampoco ha faltado (además de esa comida mala de Iberia) el cine. Defraudado por Buenas noches y buena suerte, recomiendo ver Hermanas, de la directora Julia Solomonoff, sobre el trauma de la dictadura argentina. Me ha gustado mucho.
11.4.06
A Quito, con Otegi y Lauren Bacall
en 7:06 p. m.
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4 comentarios:
Entonces, ¿tuviste mal de altura al aterrizar? Comparto tu decepción con 'Buenas noches...'. La verdad es que debe ser impresionante eso de seguir por la pantalla el despegue del avión. Bueno, seguiré informada de tus pasos por el blog.
suerte
La verdad es que no he notado nada especial por la altitud, de momento. Será que no tengo cabeza...
Bienvenido a Ecuador...
Gracias port la bienvenida, Nahia
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