4.1.08

Objetivo, Asunción

Efectivamente, Asunción es el destino del largo viaje iniciado el 3 de enero. Al final, prácticamente un día completo entre conexiones y vuelos para llegar a la capital paraguaya en donde me esperaba el verano y un calor que me aseguran que es leve para lo que puede ser -unos 40 grados de día-. Llego a media noche, así que no tengo ocasión de ver prácticamente nada, aunque, en principio, no me parece mal. Desde la ventana del Excelsior, la mañana me descubre una ciudad en la que se ve verde por todas partes. Incluso se ve el final de la zona urbana y lo que se adivina como una amplia zona boscosa. La temperatura a las ocho de la mañana es de 26 grados. No está fuerte. Al salir del hotel compruebo que Asunción es muy tranquila. El calor y la propia estructura de la ciudad, con casas bajas, de una o dos alturas, transmite calma. A mediodía soy testigo de las tradicionales lluvias torrenciales de estío. En pocos minutos, las calles se inundan por falta de una red de recogida de aguas pluviales y el coche parece que navegara mientras el autobús eleva una gran ola que nos sobrepasa. Son las primeras horas en el Trópico de Capricornio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así que ahora te toca Paraguay. Si estás contento con el cambio pues me alegro por ti. Que sea un buen inicio de año. Ahora -quizás- estás más cerca (todo es tan relativo -gracias a las conexiones aéreas- en esta parte del planeta azul).
Por ahora disfruta de la lluvia, el verdor y a ver cuándo pones un mensajito en guaraní. Dicen que lo usan, sobre todo, para mostrar afecto.

La Andrea