En la Plaza Uruguaya, en pleno centro de la ciudad de Asunción, decenas de indígenas viven desde hace dos meses bajo carpas de hule negro. Los restos de basura, las aguas sucias y el humo hacen irrespirable el ambiente, pero éste es el escenario en el que juegan y, especialmente, mendigan cada día los niños y niñas de las etnias lengua, avá guaraní o mbyá guaraní. No está claro cuál es el motivo de su protesta. Supuestamente, reclaman el cambio de la persona que dirige el organismo estatal de asuntos indígenas —Indi—, pero resulta difícil pensar que es el motivo por el que han sufrido un intenso frío en semanas pasadas y ahora comienzan a sentir el húmedo calor asunceno. Como siempre, el juego de algunos políticos —en este caso opositores al Gobierno— lo pagan los más débiles. De momento, al menos un bebito de 18 meses se ha dejado la vida en el intento afectado por una tuberculosis y por los días invernales que ha padecido la capital. Los caciques del grupo rechazan que los niños sean trasladados a un refugio y la 'justicia' se lo permite. El frío ya pasó y ahora llegan los calores. No hay salida, mientras regresan los mosquitos del dengue, la gripe A N1H1 sigue extendiéndose y la podredumbre se apodera de todo y no queda rastro de la bella Plaza Uruguaya. [Mi país, de Hugo Ferreira, es la canción adecuada para esta nota]
16.8.09
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1 comentario:
Caramba, qué imágenes, y qué situación. Luego dicen de Cuba, jejeje. Un abrazo:
Tadeo
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