9.2.12

Exilio interior

Regresamos al Microcentro de Asunción y desde el balcón del noveno piso observamos el anochecer, con vistas al Panteón. Hemos tenido una jornada intensa de conversaciones. La primera —en una funeraria— con una mujer con éxito que lucha —y padece— contra la discriminación sexista en el país. La segunda, con un dirigente campesino 'lanzador de ideas' que apuesta por la sociedad socialista. La última, con un hombre exiliado 35 años en Suiza tras padecer un lustro de prisión en Argentina cuando el Cono Sur americano vivía bajo las dictaduras radicalmente anticomunistas y extremadamente criminales. Mientras dialogamos, Paraguay observa atenta la tensión que se vive en la zona agrícola de Ñacunday, donde cientos de 'sin tierra' paraguayos presionan, acampados, para recuperar decenas de miles de hectáreas de suelo público supuestamente vendidas de manera ilegítima. La destrucción del Estado durante décadas hace difícil saber si los movilizados tienen razón. Del otro lado, los propietarios —latifundistas nacionales y extranjeros (algunos cómplices de la dictadura)— exigen actuación policial y judicial en defensa de sus propiedades privadas. Aunque los campesinos tengan razón, lo tienen difícil. La represión de Stroessner durante su régimen militar ha dejado, entre otras herencias, una sociedad en la que la lucha por algunos derechos sociales es considerada como 'izquierdista' y decir 'izquierda' es prácticamente defender el stalinismo de la Unión Soviética. Paraguay cumple los requisitos formales de democracia pero el exiliado advierte: es mejor evitar algunas palabras.

2 comentarios:

Sandra dijo...

Jose:

Y qué haces por Paraguay? y no pensaste venir un poco más al occidente del continente?
Abrazo grande

Jose dijo...

Tiempo al tiempo, Sandra.
Jose ;)