6.4.07

Siete Cruces

La García Moreno es la calle de las Siete Cruces. La Plaza Grande es un hervidero de gente esta noche de Jueves Santo. Me cuentan que la tradición manda recorrer siete iglesias del centro histórico. La primera, La Concepción, en Chile y García Moreno, que muestra en una de sus paredes una santa crucificada. Del brazo izquierdo le cuelga el plástico con el que las obras de arte están cubiertas por los trabajos de mejora del templo. Algunos rezan, otros encienden velas y bastantes curioseamos. "¡Choclos calientes, cloclos!", grita una vendedora una calle más arriba, mientras asciendo hacia La Merced. A mi lado, comentan que el año pasado no pudieron completar las siete iglesias porque cerraban a las 11 de la noche. Junto al altar central, dos jóvenes, acompañados por una guitarra, cantan Pescador de hombres. Algunos feligreses intentan seguirlos en el estribillo. El cura anuncia que hay que salir y empuja la pesada puerta de madera. A lo lejos, aceleran el paso para intentar entrar. San Francisco está cerrado y la plaza apenas tiene gente. También se ha desocupado la calle frente a la Compañía de Jesús, cuyas cúpulas destacan iluminadas, bajo la luna, desde San Francisco. En la entrada de El Sagrario, un grupo de jóvenes canta, se abraza, reza y da vivas a dios. "¡Alelú…!", grita uno de ellos. "¡Ya!", responden todos. Cruzan junto a la Catedral y a Palacio baja bajar hasta San Agustín, en donde los guías repiten sus sermones y reprenden a quienes sienten sueño. Pese a la hora, Santo Domingo sigue abierto. En los laterales están preparados los pasos que mañana recorrerán, a mediodía, las calles del centro.
La Merced Compañía de Jesús El Sagrario y la catedral El Sagrario San Agustín Santo Domingo Compañía de Jesús
El Sagrario Santo Domingo San Francisco

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué gracia, Pescador de hombres tiene aquí un aire de corrido lento (seguro que tiene un nombre determinado lo que trato de expresar). Me recuerda a mi adolescencia, y también a Maria José, creo que esta canción le hace llorar, también a mí me emociona. ¡Será por emociones...! como dice Carmen... Un abrazo