6.8.07

Tal como éramos

La memoria es injusta porque nos hace olvidar nombres que queremos recordar porque se lo merecen. Hasta los 14 ó 15 años de edad no fui por primera vez al teatro. Debía ser 1983 ó 1984. El descubrimiento se lo debo a la profesora de literatura de la que no consigo recuperar el nombre (confío en que alguno de lo que leéis este blog me lo desveléis). El escenario fue el teatro Ayala. Aún guardo la impresión del gallinero, que entonces me pareció con una pendiente extrema. Desde entonces me gusta subir a la Casilla por la calle Manuel Allende y asomarme a su cartelera para descubrir, con tristeza, que sólo ofrece vodevil. La obra que me introdujo al teatro fue 'Bodas de sangre', de García Lorca, una pieza maestra que me causó un fuerte impacto por el montaje que —si no me falla nuevamente la memoria— realizó la La Cuadra de Sevilla, en la que el cajón flamenco acompañaba, atronador, los momentos más dramáticos de esta tragedia, que tuvo lugar realmente en Almería. Al mirar hacia atrás veo que muchas cosas encajan y entiendo por qué busqué el Cortijo del Fraile en mi primer viaje almeriense. Con mi memoria de pez, sólo consigo recordar un par de espectáculos que me impactaran en el teatro. Además de estas 'Bodas de sangre', no olvido las 'Cinco horas con Mario', de Delibes (a medianoche, bajo la luz del flexo, me tenía que tapar la boca con la almohada para ahogar la risotada que me causaba 'El príncipe destronado'), con Lola Herrera, a quien, acompañado por Merche, entrevisté en su camerino. Quizá fuera en el mismo Ayala, en 1987 ó 1988. No olvido la obra porque me sorprendió el descubrimiento de que un mismo texto permite dos o más interpretaciones diferentes. La lectura de la novela me había dejado la amargura de las dos Españas, el monólogo de Lola Herrera me transmitió la desazón de la mujer por una relación matrimonial frustrante. Imagino que esta re-lectura o reinterpretación de los hechos nos sucede siempre y con cada uno de los acontecimientos de nuestra vida cuando los vemos desde la distancia. De nuevo me ocurre este domingo quiteño ante la pantalla de mi ordenador/televisión mientras TCM, el canal de clásicos de Turner, me devuelve la película 'Tal como éramos', de Sydney Pollack, con Robert Redford y con Barbra Streisand, que interpreta la oscarizada canción del mismo título. Recordaba la cinta, esencialmente, por el relato del compromiso político inquebrantable del personaje interpretado por Streisand. Hoy me deja la impresión del tiempo pasado, la memoria del momento perdido...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde aqui, y sólo con leer tu texto, la lógica me dice que hay cierto sentimiento de añoranza.

Recomiendo una profunda meditación que te ayude a tomar una decisión, y, lo más importante, ahogue ese sentimiento erratico que no hace sino interferir con tu toma de decisiones, para que esta sea coherente con la más pura lógica.

Larga y prospera vida.

(¿podría ser una tal Mª Angeles esa profesora que te introdujo en el maravilloso mundo de la farándula?)

Anónimo dijo...

Realmente, tenéis mucha suerte las vulcanas que vivís en el Enterprise NX-01 y ,además de buena memoria, nos podéis observar desde allá arriba. En efecto, el nombre es Mari Ángeles. Muchas gracias. Seguiré tu consejo de meditación.