23.1.08

«Señor»

Ceno surubí en el Ciervo Blanco con Inés, Miguel, Ayrtone y Lino. Nos preguntamos cómo es posible que la ciudadanía paraguaya hay soportado y lo siga haciendo todo lo que ha tenido que aguantar. Darío me contaba cómo en 2001, después del corralito bancario, cundió el pánico en Buenos Aires y la gente se escondía en la multitud para participar en los saqueos de los comercios y supermercados. Los porteños no soportaron aquello, mientras los paraguayos llevan 61 años —recién cumplidos el 13 de enero— bajo el dominio de un solo partido —el colorado—, con una gestión que ha significado una salvaje dictadura de 35 años de Alfredo Stroessner y una grosera pobreza creciente que se refleja en los espejos retrovisores de la ciudad en donde he visto más vehículos Mercedes de toda mi vida. En estas estaba cuando recordaba cómo me extrañó los primeros días escuchar esa respuesta de «señor» a cualquier pregunta o petición. Es un «señor» servil y sumiso que pronuncian, sin distinción, el taxista de mediana edad y el jovenzuelo que ha vivido la mitad de sus días a caballo entre la europea Buenos Aires y el pueblo en que se ha convertido Asunción. Alguien comentaba estos días que Paraguay no ha conseguido todavía sacudirse el colonialismo en un país que está próximo a cumplir —en 2011— sus primeros 200 años de independencia.

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