Los quince o la vida

Asunción, Paraguay

Hacía tiempos que los baños del vestíbulo del hotel Excelsior no estaban tan transitados. Gritos, risas, cuchicheos y grupos de adolescentes que se miran y remiran en los espejos para colocarse el pelo y los vestidos de seda que lucen para la ocasión. Entre todas, una de ellas celebra hoy su 15, la puesta de largo en sociedad, y lo hace en el amplio salón de este hotel de cinco estrellas convenientemente acondicionado. Dos días se han pasado colocando telas chilonas azulonas y rosas, con cristales pegados… Un fotógrafo espera en la puesta de la sala de fiesta, cuyo acceso controla una señorita vestida también para la ocasión que comprueba los nombres en los papales colocados sobre el atril. "Ciao. Estás muy linda", le dice una chica a otra. No parece convencida porque regresa al baño. Los chicos tampoco descuidan su aspecto. Entrajetados y con corbata, así tengan nueve años. En la puerta del baño tontean chicos y chicas. "Hola". Se besan castamente —o no tanto—. Grititos. "Vámos ya, pues, dentro (a la fiesta)". Hoy no queda en el vestíbulo ningún espejo sin mirar y son decenas los que decoran el lugar. Es la realidad de los adolescentes que viven de este lado del cristal. Del otro, un hombre duerme en la acera. Por si acaso, las tiendas de la calle Estrella muestran en sus escaparates revólveres —como los Colt de la fotografía— para protegerse de tanto malviviente…