4.7.09

El hotel de Don Chacho

Asunción, Paraguay
Casi en la esquina de España y Dominicana, el hotel 'El lapacho' —quizá sea más adecuado llamarlo hostal o pensión— reserva en su interior — como ocurre en muchos edificios en Asunción— los jardines interiores que no se imaginan a la vista de la fachada. La vegetación ayuda mucho a este alojamiento que tiene un aire decadecente, de una gran mansión venida a menos, en la que las plantas son las que mejor sobreviven a un pasado que, sin duda, fue opulento y del que ahora apenas quedan unos bustos patricios de mármol, las amplias estancias, una cochera con otrora lujosos autos hoy desvencijados y la escalinata blanca mohosa víctima del sempiterno calor húmedo capitalino. El octogenario Don Chacho silba débil para llamar a su esposa y pedirle la cotización del dólar. 5.040 guaraníes. Me empeño todo el día en decir "guaranís" mientras los asuncenos repiten "guaraníes". Juana sube, baja, vuelve y cruza los corredores —juego de llaves en mano— arreglando las habitaciones mientras suena el caer del agua en la piscina entre las luces y sombras bajo el cálido sol invernal. Se asoma a la ventana abierta de la habitación y, con la amabilidad local característica, me cuenta que los domingos no se arregla el cuarto y que desde las 6.30 horas —12.30 horas en la España peninsular— está disponible el desayuno. El desorden habitual del cambio de horario me hubiera permitido este sábado abrir el comedor, pero espero no comenzar tan pronto la jornada a partir de ahora.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es agradable volver a esta lectura y al menos en estas primeras- será como en los marcos descriptivos de los cuentos- hay más adjetivos de los habituales en tus textos; luego, con la acción, llegarán los sustantivos desnudos y los verbos urgentes. Leeré los dos tipos, algún día igual alguien los pone de ejemplo. Un abrazo,
Merche