5.7.09

La mujer de los cuatro esposos

Hotel 'El lapacho'
A media tarde, el cielo se oscureció y el sábado dio paso al diluvio. Cuando lo hace, en Asunción llueve grueso. La avenida de España, una de las arterias principales de la ciudad, se satura de agua y los raudales se toman la calzada mientras los coches —que parecen anfibios por su capacidad para soportar estas condiciones— intentan avanzar. Así se pasó la mayoría de la tarde y casi toda la noche, y de este mismo modo comienza el domingo. Pero no es que sea el invierno. Aquí no hay correspondencia entre lluvia y estación fría. Los aguaceros son característicos de la canícula y el de este mismo sábado arrancó en el momento de mayor bochorno de la jornada. El golpear de la lluvia sobre la tejavana acompaña el desayuno. Desde el estado Amazonas, Rose acaba de llegar a la capital paraguaya para una estancia de 20 días. Estudia un máster en educación y muestra la extraversión característica de los brasileños, que en estas tres semanas llegan en oleadas a Asunción para realizar estos cursos superiores. La sociabilidad de esta mujer permite saber en tres minutos que tiene un hijo de 20 años, que acude con un grupo de amigas, que su abuela materna era italiana y la paterna indígena brasileña —una mixtura de la que siente "orgullo" a pesar de la vergüenza que provoca en otros— o que en una estancia anterior organizó un asado/barbacoa sólo de mujeres que desbordó a Don Chacho. El dueño del hotel la llama 'la mujer de los cuatro esposos'. "Es mentira", puntualiza Rose, sabedora de que en esta América todo es posible.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo quiero aprender a escribir como tú. ¡Eres genial!

Anónimo dijo...

Esto no es periodismo, corazón, esto es literatura.
Es un alivio aunque ahora tenga que seguir con el famoso pod.
Miguel te manda un abrazo.
Juan Ignacio comparte mi opinión sobre tus post. Cuídate.
Ah, ya sé que no te gustan, pero te diré que la boda, aunque llovió, fue estupenda y bailamos como peonzas, para variar.
Merche

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hola Jose:
Después de Doña Flor y sus dos maridos, parece que no es normal que una brasileña tenga un sólo marido.
A lo mejor es también por el descubrimiento afrodisiaco del maracuyá.
Veo que llueve constantemente en tus escritos.
¿Cómo te lleva el frío austral?
Un abrazo:

Anónimo dijo...

Jose,
qué bueno leerte y saber en qué andas y dónde andas. El silencio ha sido largo. Veo que has "censurado" los comentarios demográficos (jajaja, bien está).

Te mando un abrazo gigante,
La Andrea