1.7.11

¿Más seguridad?

Una de tantas paradojas de mundo de los políticos. El Gobierno municipal del PT en el municipio de Canoas es capaz de defender simultáneamente la participación ciudadana y la vigilancia policial secreta a los mismos ciudadanos. De manera inesperada, nos permiten visitar la sala de control de seguridad ciudadana. Al acceder, para nuestra sorpresa, hallamos una habitación con más de una quincena de ordenadores y nueve pantallas gigantes que observan, a través de decenas de cámaras, qué sucede en la localidad. Brasil —nos cuentan— no tiene legislación en esta materia y no hay que rendir cuentas. Hay dos dispositivos que son especialmente llamativos. Por un lado —como si de una película de tratara— un sistema toma instantáneas de cada pasajero que cruza la estación del tren y somete la imagen a un sistema de reconocimiento facial que, con una base de fotos policiales, alerta cuando se identifica a un supuesto delincuente. Los viajeros no son alertados. Nadie sabe que esto funciona. El segundo procedimiento futurista y terrorífico son los detectores de sonido que, en número de decenas, graban qué sucede en un barrio conflictivo de la ciudad. Si detectan un disparo, el programa lo contrasta en cinco segundos con dos tomas alternativas de audio, lo compara con una base de datos y si confirma que es una detonación, alerta a la policía.
Pocas horas antes, el alcalde de Canoas, Jairo Jorge da Silva, nos recibe en su despacho. En español, con perfecto conocimiento de las estrategias de comunicación —no en vano es periodista—, relata algunas de las actuaciones de su equipo. Destaca su proyecto de participación ciudadana. El municipio de Canoas cuenta con seis vías de democracia directa. 1) Los presupuestos participativos, en los que 11.000 de los 300.000 ciudadanos han intervenido en el último año para decidir qué obra de hasta 300.000 euros quieren para cada barrio. 2) Las audiencias públicas individuales con el alcalde, que yan supuesto la atención a 1.700 personas. 3) La alcaldía en la calle supone la presencia del mandatario y los concejales cada sábado en un distrito de la ciudad para atender las peticiones de los vecinos. 4) Audiencia de servicios públicos, que son sesiones públicas en las que los residentes plantean al equipo de Gobierno qué falla en la gestión municipal. 5) Congreso de la ciudad: 3.500 personas interviene en 55 reuniones públicas para discutir el futuro —a 10 años vista— del municipio. Ya hay decenas de iniciativas acordadas. 6) Ágora virtual —en Internet— para que los vecinos hablen directamente con el alcalde y los concejales, sin intermediación, a través de chat. Ya han sido 800 los participantes.

Llegada la noche, nuestro destino —ya habitual— es Porto Alegre. Andrea nos acerca esta vez a un local —Boteco Dona Neusa— donde la caipirihna se mezcla con la samba.

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