8.2.07

Cuesta del Suspiro


Olmedo se llama Cuesta del Suspiro hasta el cruce con García Moreno. Por las mañanas, desciendo la cuesta —leve en este tramo hasta Benalcázar—, giro a la derecha y encuentro el Palacio a sólo tres cuadras. De nuevo recupero la comodidad de llegar al trabajo con un corto paseo. Olvido de este modo la larga carrera de taxi desde República del Salvador y Portugal. Llegué al lujoso apartamento un 25 de julio. Le conté a Zamia, la propietaria, que era por unos tres meses. En aquel momento, pensábamos muchos que —para bien o para mal— el 15 de octubre se terminaba el proyecto. Como sucedió con mi llegada a Quito, los tres meses se convirtieron en seis —es algo así como el milagro de los peces y los panes—.

Este seis de febrero entro en la colonial casa de Olmedo —a la altura de Benalcázar— señalada con el número 954 y que me alquila Julio Echeverría. El edificio, anexo a las casas de Benalcázar que hoy son el Instituto de Cultura Hispánica, ha sido completamente restaurado y descubre —tras los gruesos muros de piedra que le separan del mundanal ruido— un patio alargado en con un pequeño surtidor de piedra y, al final del espacio, unas pocas escaleras por las que se accede, a la derecha, al apartamento que ocupo. Al salir de la casa, hacia arriba, nos encontramos la plaza de Benalcázar. Las ilustraciones dicen que este torturador de indígenas —coautor junto a Almagro de la refundación de Quito sobre la antigua ciudad inca arrasada durante la conquista— era un tipo delgado y con cara de pocos amigos. La historia, para la fortuna de este bárbaro, se reescribe siempre y la plaza queda adornada con una estatua que lo presenta —al contrario que los grabados— como un individuo musculoso y presto a la batalla en el corazón histórico de Quito.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que en vez de a un país real te trasladaste a un libro. Me alegro porque sé que lo aprovecharás. Me alegro también de que haya noticias tuyas. Cuídate y un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

¡Tiene una pinta estupenda, mucho mejor aún que el anterior alojamiento! O eso es lo que creo, visto ¿a cuántos kilómetros de distancia? Disfrútalo, y no dejes de contarnos,sobre todo cuando abandones Ecuador. Si es que te vas alguna vez...
Besotes
Maite (Astorga)

Nacho Quintana - César Mosquera dijo...

Tocayo:
Recuerda que tienes un amigo que te aprecia y siempre espera que le avises el dia de tomarse los vinitos para celebrar el nuevo amanecer del Ecuador!
Nacho

Anónimo dijo...

Querido jose,

Que paradójico que tu, tan respetuoso de los demas seres humanos, hayas terminado viviendo en un anexo de la casa del sanguinario y (según versión Quiteña) gordo Sebastian de Belalcazar.

Por fortuna para ti, de esos barbaros tiempos ya no quedan ni los fantasmas, solo quedan los gruesos muros y los solidos suelos de madera en donde espero, al mejor estilo quiteño, desarrollar prontamente algún "guasipichay" donde, aparte de mi y del resto de vivos que te rodeamos,pueda asistir lguno que otro heredero de sebastian y sus amigos.

!!!! Me da mucha envidia tu cama roja!!!1

pablo dijo...

Muy bonito.Vacío pero muy bonito.El resto sólo es historia.
Paola